Martín Lousteau: El Radical Que Busca su Lugar en la Comisión Bicameral de Inteligencia y, de Paso, Vuelve al Kirchnerismo
Ah, Martín Lousteau, el eterno equilibrista de la política argentina, siempre buscando el punto medio… y esta vez, parece que ese punto medio lo lleva de regreso al kirchnerismo. ¿Cómo lo sabemos? Porque está queriendo acordar con ellos para presidir la Comisión Bicameral de Inteligencia, nada más y nada menos que la encargada de auditar a la SIDE y otros organismos de seguridad. Sí, esa misma SIDE que ahora, bajo la gestión libertaria, ha resucitado de sus cenizas cual ave fénix (o fénix con fondos reservados de $100.000 millones, para ser más exactos).
Pero antes de entrar en detalles sobre esta nueva travesura de Lousteau, recordemos con quién está tratando de pactar. Sí, nada menos que con el kirchnerismo, esos mismos que se especializan en pactar impunidades. Como olvidar el infame acuerdo con Irán, ese país responsable del atentado terrorista en la AMIA, que dejó 85 muertos y más de 300 heridos. Un dato no menor cuando hablamos de seguridad nacional, ¿verdad?
Un Puesto Codiciado y una Alarma en el Macrismo
Pero, volvamos al tema que nos ocupa. Lousteau ha decidido jugar al equidistante en la pulseada por la presidencia de la Comisión Bicameral de Inteligencia, mientras el kirchnerismo insinúa que podrían apalancarlo para ese cargo tan estratégico. Y claro, este jueguito no ha pasado desapercibido en el macrismo, donde las alarmas ya están sonando a todo volumen.
¿La razón? Simple: esta comisión no es cualquier cosa. Es la encargada de controlar los organismos de seguridad e inteligencia del país. Con el nuevo rediseño de la SIDE bajo la lupa, cualquier movimiento en esta comisión es crucial. Y claro, todos quieren meter mano en ese poder. Por eso, la presidencia de esta comisión se ha convertido en uno de los botines más deseados.
El Juego de los Números y las Alianzas
El kirchnerismo cuenta con seis de los catorce miembros de la comisión. No es suficiente para imponer un nombre propio, pero con un par de aliados, podrían bloquear cualquier aspiración del oficialismo. Y aquí es donde entra Lousteau, siempre dispuesto a jugar a ser el fiel de la balanza.
Aunque Lousteau insiste en que no está en conversaciones con ningún sector, lo cierto es que tiene una ventaja interesante: además de su voto en el Senado, cuenta con el respaldo de Mariela Coletta en Diputados, que es de su propia tropa de Evolución. Eso significa que su voto vale doble. Y en política, dos votos pueden marcar la diferencia entre ganar o perder.
Lo que es más llamativo en este culebrón es que tanto el kirchnerismo como parte de la UCR se oponen a la existencia misma de las fuerzas de seguridad o los servicios de inteligencia. Sí, leyeron bien. Para ellos, cualquier cosa que suene a control o vigilancia suena también a “represión”. Y claro, ¿qué mejor manera de asegurarse de que nada de esto funcione que poner a alguien como Lousteau, el hombre que puede jugar para ambos lados?
Lousteau y el Kirchnerismo: Viejos Amigos o Nuevos Aliados?
Lo curioso del caso es que la designación de Lousteau en la comisión no fue algo espontáneo. Hace tres meses se acordó con el jefe de los senadores radicales Eduardo Vischi que Lousteau reemplazaría a Mariana Juri en la comisión. Sin embargo, la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, recién firmó su nombramiento la semana pasada. ¿Burocracia? ¿O tal vez un acuerdo solapado entre Lousteau y algunas terminales del oficialismo? Las sospechas no se hacen esperar.
Y hablando de acuerdos, no olvidemos aquel famoso episodio donde Emiliano Yacobitti, socio político de Lousteau, y Santiago Caputo (asesor estrella de Milei) pactaron un aumento de $60.000 millones para la Universidad de Buenos Aires. Todo mientras el resto de las universidades públicas se ahogaban en el ajuste. Un movimiento digno de un genio político, o tal vez, de un tránsfuga experimentado.
La Pulseada Continúa: Kueider vs. Goerling
Mientras Lousteau sigue haciendo malabares políticos, la lucha por la presidencia de la comisión se centra entre el candidato de Caputo, el senador peronista Edgardo Kueider, y el protegido de Patricia Bullrich, Martín Goerling. Bullrich, que tiene un interés particular en controlar la comisión que supervisará su gestión en Seguridad, ha visto cómo su candidato pierde terreno frente a las jugadas de Caputo.
Pero en esta danza de nombres y poder, ninguno de los candidatos oficiales cuenta con el respaldo del kirchnerismo. Eso significa que tendrán que buscar apoyos entre los opositores no kirchneristas, y ahí es donde Lousteau vuelve a cobrar relevancia. Él y su compañera de Diputados, Mariela Coletta, podrían decidir quién gana la pulseada. O, tal vez, ganarla ellos mismos.
Lousteau, el Gran Equilibrista
Así que aquí estamos, con Martín Lousteau intentando cerrar un acuerdo con los mismos que pactaron impunidad con Irán en temas de seguridad nacional. Todo para ver si puede presidir la Comisión Bicameral de Inteligencia. Porque en la política argentina, todo vale, incluso tranzar en temas tan sensibles como la seguridad nacional con quienes tienen un largo historial de jugar sucio. Después de todo, qué mejor que confiar la seguridad del país a quienes consideran que ni siquiera es necesaria.
Mientras tanto, las tensiones continúan, las suspicacias se multiplican y, como siempre, el ciudadano común queda mirando desde afuera, preguntándose hasta dónde llegará el cinismo de nuestros políticos. Pero una cosa es segura: en este juego de poder, Lousteau ha demostrado ser un jugador hábil, capaz de moverse con soltura entre el kirchnerismo y el radicalismo, buscando siempre su beneficio personal.
El final de esta historia aún está por escribirse, pero algo nos dice que Lousteau no dejará pasar la oportunidad de volver a ser relevante, aunque eso signifique cruzar algunas líneas rojas en el camino. Y en el proceso, tal vez, convencerse a sí mismo de que la seguridad nacional no es tan importante como lo que él puede conseguir a cambio.